Un profesor exige "testigos" cuando revise exámenes tras recibir amenazas de un alumnoP. Piñeiro / VIGO Un profesor de la Universidad de Vigo, adscrito al campus de Pontevedra, ha solicitado la presencia de "observadores", al menos uno, que actúen como testigos en las revisiones de exámenes de su materia para "evitar o prevenir posibles altercados como los que tuvieron lugar durante las revisiones de los exámenes del pasado curso 2003/04". Esta singular petición, de la que no constan precedentes en otras universidades españolas, es argumentada por su autor en el hecho de haberse visto "privado de sus derechos al ser agredido verbalmente a la par que amenazado" por un alumno disconforme con su calificación. La petición de "observadores", "personas nombradas por el departamento o universidad", fue trasladada el pasado mes de diciembre por el profesor a la Junta de Personal Docente e Investigador (que ostenta la representación sindical del profesorado), que comunicó recientemente la solicitud al Tribunal de Garantías de la Universidad, y al rector, Domingo Docampo, al tiempo que reclamó medidas preventivas. El presidente de la Junta de Personal Docente, Juan Santamaría no sólo apoya la petición del profesor, sino que considera que debería aplicarse "siempre y cuando un profesor lo solicite", y opina que en tales situaciones podría estar presente también un representante del alumnado "para garantizar la mayor transparencia en el procedimiento ya que, si no hay testigos, en una conversación o discusión entre dos personas siempre será la palabra de uno contra la del otro". La tensión en las relaciones entre algunos alumnos y profesores en la Universidad cuenta como precedente más grave la agresión que sufrió hace un tiempo un profesor de una escuela universitaria por parte de un alumno, "lo que obligó a varios de los compañeros del docente a auxiliarle", según relata Santamaría. Aprobado tras agredir El presidente de la Junta de Personal recuerda que en aquella ocasión, "por parte de la autoridad académica se echó tierra sobre el asunto para taparlo y la cuestión se resolvió con un aprobado por compensación para el alumno, con lo que se benefició al agresor". El incidente no pasó a mayores, al no haber presentado queja o denuncia el profesor agredido ni ante la propia Universidad ni ante los tribunales de justicia, añade Santamaría. En los poco más de diez años de la Universidad de Vigo, sólo constan otros dos incidentes que aluden a tensiones entre profesores y alumnos, siempre por discrepancias en las calificaciones o en el método de docencia. En uno, una profesora, cuestionada por alumnos, vio sustituida su docencia por un seminario. En el otro, el motivo del conflicto fueron las calificaciones de alumnos. En ambos casos, asegura Santamaría, los afectados fueron "desasistidos por la autoridad académica, que no actúa con la neutralidad que debería ni con arreglo a la normativa, sino que se pone del lado de los alumnos, a los que facilita información que a los docentes le niega o retiene, lo que no les permite defenderse". |
