Violencia escolar: Amables y comprensivos.
Reproducimos
artículo de Ramón Gómez Carrión publicado en el diario La Verdad.
No es la primera vez que, ante las conclusiones de algunos congresos, se
queda uno más que sorprendido de la supuesta agudeza de los especialistas, en
este caso los de la enseñanza. En las Jornadas del Consejo Escolar Nacional,
para encontrar el profesor ideal del siglo XXI y para determinar qué
herramientas hay qu poner a su disposición para lograr una educación integral,
se ha llegado, entre otras, a esta conclusión: el docente tiene que ser amable y
comprensivo.
Para combatir la violencia en las aulas, los representantes de los profesores,
de los alumnos y de los padres no son partidarios de la «mano dura», sino de
enfrentarse a ella de «manera creativa». Eso no contradice la aplicación de
medidas preventivas como las que el Ayuntamiento de Alicante va a poner en
marcha en los colegios e institutos más conflictivos: cámaras de seguridad y
guardas jurados. En Andalucía, en los centros problemáticos patrullan policías
locales.
No está mal que al profesor del siglo XXI se le exija ser amable y comprensivo y
que no confunda el principio de autoridad con el autoritarismo. Pero sentido de
la disciplina tiene que haber y debe exigirse, lo que no ha de identificarse con
la «mano dura». La disciplina es lo que parece fallar en el instituto Mare
Nostrum de Torrevieja, donde las madres de dos alumnos que han sufrido acoso
escolar se sienten discriminadas por el director, que se empeña en quitar
importancia a los hechos en contra de la opinión del Síndic de Greuges, Bernardo
del Rosal, y del conseller de Educación, Font de Mora.
El Síndic ha criticado, con razón, al director del centro por haber manifestado
a los padres de los niños acosados que si quieren están en su derecho de no
llevar a sus hijos al instituto. ¿Es eso una manera de defender los derechos de
los acosados? En todo caso, quienes deberían ser cambiados de centro son los
agresores. Se le ocurre a cualquiera. Pero al director se le ha ocurrido reunir
en su despacho a los chicos agredidos y a los agresores para preguntarle a los
primeros qué tienen contra los segundos.
Esto es abracadabrante. Los supuestos acosadores (Educación ha abierto un
expediente para aclarar los hechos), nada arrepentidos de su comportamiento,
continúan con amenazas a las víctimas, según los padres de éstas.
Desde la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Torrevieja abogan por una
solución desde el diálogo. No está mal, pero los dialogantes tienen que ser las
familias de los chicos y los educadores. La dirección del centro y los demás
estamentos educativos, además de amables y comprensivos, tienen que ser justos,
lo que implica recomponer la disciplina. |