Las condiciones de vida de los interinos llevan a situaciones
tan dramáticas, que hacen incompatibles muchas veces el compaginar nuestras
obligaciones laborales con la vida familiar, con el tener proyectos de futuro,
con la atención a nuestros hijos, a nuestros mayores dependientes, y
que nos ponen muchas veces en la tesitura de tener que tomar decisiones límites,
difíciles (por no decir imposibles) de comprender por quien no está pasando por
esta dramática situación.
Reproducimos la carta al director, publicada en el diario La Opinión de Málaga, enviada por M. Andrade, esposo de una
interina de la Universidad de Sevilla. Estremecedor relato, que debería
estremecer las conciencias de quienes muchas veces frivolizan con el compromiso
de los interinos hacia la organización que los ningunea. Desde aquí nuestra
comprensión y apoyo, para él y su esposa.
Artículo publicado en el Diario La Opinión de Málaga.
Una vida por un puesto de
trabajo
Mi esposa es P.A.S. interino en la Universidad de Sevilla. Lleva más de doce
años prestando sus servicios como auxiliar administrativo, con una hoja de
servicios impecable, se ha presentado a dos convocatorias y las ha aprobado: los
dos exámenes, pero sin plaza. Y ahora se ha quedado embarazada.
Esto debería de ser motivo de alegría: Nuestro querido segundo hijo. Pero
desgraciadamente no. Ha decidido abortar.
Las razones son muy simples, se van a convocar próximamente otras oposiciones y
si quiere tener una mínima posibilidad de solamente aprobar, no para conseguir
un puesto de trabajo fijo, sino que no la echen de la bolsa, debido a la alta
competencia, ya que son oposiciones libres: tiene que pasarse más de seis horas
sentada y encerrada en una habitación, sin fines de semanas, sin ver a su hijo y
lo más triste: llorando al que pudo ser y no fue. Y todos los lunes preparador.
Es imposible con un bebé
Yo le pregunto al señor don Francisco Gómez, el Director de RR.HH. de la
Universidad se Sevilla: ¿No son suficientes doce años de servicios para probar
la
aptitud de una persona para un puesto de trabajo? ¿Necesita más exámenes? ¿Qué
tiene que probar más? Todas las instituciones cuidan a sus interinos. Son
personas que han trabajado duro, pero muchos de ellos después de trabajar tienen
que atender a un marido, hijos, personas mayores y encima tienen que estudiar
para ya no para conseguir un puesto de trabajo, sino para que no la echen de la
bolsa. Es triste.
Ciento cincuenta interinos. Y no hay otros trabajos; con nuestras edades y nivel
académicos, es muy difícil recolocarse.
Ya ve, señor Gómez: Le ofrecemos la vida de nuestro segundo hijo a cambio de una
oportunidad para una plaza en la Universidad de Sevilla
Estoy frustrado y muy triste. Mi casa no se va a llenar de su llanto ni de su
risa, ni de sus primeras palabras.
No espero que mi relato sirva para mover conciencias porque creo que carecen de
ellas, pero sí quiero denunciar de alguna manera mi estado de ánimo en estos
momentos, ya que no sé a donde acudir ni quien me puede escuchar.
Gracias Sr. Director, por lo menos me ha permitido desahogarme. Estoy un poco
más tranquilo.
Manuel Andrade Jiménez
Sevilla
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carta original publicada en el diario La Opinión de Málaga |